Los Alpes Japoneses dividen la isla de Honshu de norte a sur. Del lado del Océano Pacífico está el Japón que la mayoría de nosostros conocemos -moderno, urbano e industrializado. Del otro lado de Honshu, en una región llamada el Borde del Mar de Japón, se encuentra otro Japón. Es distinto tanto en geografía como en carácter. La región es esencialmente rural con un ritmo de vida lento. Las tradiciones y un sentido de comunidad son valores atesorados. En el pasado, mucha de la cultura tradicional de Japón se importó de China y Corea a través del Mar de Japón. Muchas de las costumbres relacionadas con el budismo Zen, las artes marciales y una artesanía delicada se arraigaron aquí por primera vez hace varios cientos de años. El poeta Matsuo Basho, maestro del haiku, hizo un largo viaje a pie a esta región en 1689. Su libro que describe sus viajes, Camino angosto al interior, es un clásico que es lectura obligatoria para los niños japoneses en las escuelas. El libro ensalza este otro Japón en metáforas y versos conmovedores. Con el tiempo, esta región llegó a ser conocida como el centro espiritual de Japón, o el Japón Interior. Como sucede con las culturas tradicionales en todo el mundo, el Japón Interior está experimentando cambios rápidos. La gente más joven se está apartando de las aldeas por tomar los trabajos en las grandes ciudades. Muchas de las comunidades no podrían sobrevivir sin subsidios gubernamentales. Sin embargo, en el pasado los japoneses siempre han sido capaces de absorber las influencias externas al tiempo que conservan sus valores esenciales. Así que resulta difícil predecir lo que pueda traer el futuro. Para un occidental, tomar fotografías en el Japón Interior fue una experiencia desafiante y gratificante a la vez. Con frecuencia las formas de vida orientales me fueron extrañas y refrescantemente profundas todo al mismo tiempo. De la experiencia salí con una probada de conocimiento, pero no puedo decir que ilustrado. Como gaijin, o forastero, simplemente puedo ofrecer un vistazo de esta rica, compleja y siempre cambiante reserva espiritual y natural.
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