En este proceso -conscientemente o no- nuestros valores tienden a convertirse en mitos, y por lo tanto se consideran superiores (o más avanzados, que es la misma cosa) a los valores tradicionales de otras culturas. Aunque este proceso se ha acelerado mucho en épocas
recientes, el problema ya viene de tiempo atrás, y en el caso africano, desde los tiempos de la colonización. En este contexto, me parece que el Sape congoleño es una evidencia lo absurdo y terriblemente contradictorio que es nuestro modelo de desarrollo.















Hector Mediavilla Sabaté