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Moblogs: El mapa del Tiempo

por Julian Gallo

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“Una película es una vida a la que le quitaron las partes aburridas”
Alfred Hitchcock

La publicación cronológica que imponen los moblogs (Mobile + Weblogs) hacen de las fotografías un conjunto simbólico mucho más importante y congruente que las mismas imágenes puestas en un álbum de edición arbitraria.

Al experimentar últimamente con la publicación remota y constante de fotos familiares en un moblog – una capacidad única que permiten los teléfonos celulares con cámara- descubrí que esta característica de organización en apariencia inocente, una foto detrás de la otra donde la última publicada es la primera en verse, va enseñándome un secreto.

Después de 10 meses de enviar diariamente fotos a Textamerica (a razón de 6.5 fotos por día) me di cuenta que no estoy haciendo un álbum, ni un weblog, ni siquiera un moblog; estoy haciendo un mapa.

Álbumes

Las fotografías familiares fueron históricamente almacenadas en álbumes (cuadernos, carpetas, páginas en blanco donde archivar de alguna manera las imágenes) para la memoria o posteridad de la familia.

El ritmo fotográfico era marcado por acontecimientos significativos: casamientos, nacimientos, viajes, cumpleaños, comienzos y egresos escolares, visitas de parientes… Situaciones que ofrecían oportunidades de capturar momentos relevantes que funcionarían más adelante como hitos para la reconstrucción de la historia familiar.

Estas imágenes más tarde terminarían agrupadas en álbumes fotográficos.

Esta foto de dos niños desconocidos está publicada en “Look at me”, un site en Internet que recibe donaciones de fotos anónimas encontradas en la calle o mercados de pulgas. Son fotos de nadie. Fue enviada Sam Miller.

La oportunidad de ordenar las fotografías dentro de álbumes (actividad que en la mayoría de los casos estuvo a cargo de la mujer de la familia) era un momento clave en la construcción del relato familiar. En este proceso de ordenamiento de las fotos, en muchísimos álbumes, los archivistas cambiaban el riguroso orden cronológico para preferir otros. Se creaban así álbumes de viajes donde se agrupaban las fotos de la familia visitando distintos lugares. Álbumes del “niño de la casa” formados por una serie de fotos del niño extraído de todo contexto y visto en el progreso de los meses o de los años. O álbumes de fotos enviadas desde lugares remotos por un pariente.

Al parecer, el orden cronológico y la exactitud en las notas y datos que acompañaban las imágenes nunca fueron un objetivo de los álbumes familiares. Esta condición probablemente hizo que la mayoría de los álbumes no pudieran reponer la historia de ninguna familia más que fragmentariamente y mientras los testigos estuvieran vivos.

Cronos
“¿Qué es el Tiempo?
Si no me lo preguntan lo sé.
Si me lo preguntan no lo sé”

San Agustín

Contrariamente a lo que pasa con las versiones tradicionales de almacenamiento de imágenes, los moblogs someten a todas las fotos a un único orden implacable: el Tiempo. Es entonces cuando las fotos dejan de ser vistas como “individuos” y pasan a ser una verdadera “familia” de imágenes: una foto seguida de otra, una foto hermana de la siguiente y de la siguiente. En esta organización el vínculo entre las imágenes nunca es el tema, es la secuencia.

Mi hijo Vicente . Dos minutos después mi hijo Joaquín. La foto inferior es anterior a la otra. JG publicada en Textamerica

Acostumbrado en el pasado a ver las fotos familiares asociadas a fechas difusas, descubrí que la precisión en las coordenadas temporales que me ofrecen los moblogs puede ser la clave de otro tipo de relato familiar.

Antiguamente las fotografías venían fechadas por el laboratorio e indicaban el momento del revelado, como muestra este ejemplo de una foto familiar de mi esposa (la distancia focal del Nokia 6600 no permite ver el detalle que dice JUL . 76K)

Documento

A medida que pasan los días (mi moblog es de julio de 2003) me angustia cada vez más perder las fotos de la familia y la relación que tienen entre ellas dentro del moblog.

Hice toda clase de “backups”, pero tengo la sensación de no poseerlas. Hasta que no estén impresas siento que esas fotos no existen del todo. Hay un aspecto documental intransferible en la impresión del cual no puedo escapar ni yo, ni las fotos.

En el intento de guardar las fotos que tengo publicadas en Textamerica y Buzznet hice imprimir en el laboratorio algunos mosaicos que reúnen secuencias de fotos tomadas con un teléfono celular.

La serie de fotos impresas registrada con Nokia 6600

Más grandes o más pequeñas, no creo que las fotos familiares “existan” realmente hasta estar impresas. Es, para el fotógrafo de familia, perentorio tenerlas en algún formato sólido, dejarlas envejecer, saber que están en una parte de la casa y no en un CD o un servidor.

En ese sentido, los moblogs no son menos limitados que cualquier otra forma de almacenamiento digital de imágenes. Pero agregan un nuevo deseo: ahora no solamente quiero tener las copias, quiero tener sus relaciones, fechas y epígrafes. Es más, si pudiera lograrlo querría tener la fecha y hora de publicación y también la hora en que fue capturada tal cual figura en el teléfono. O lo que sería aún mejor, que en mi moblog las fotos se ordenaran no por la fecha y hora en que llegaron al servidor, sino por la fecha y hora en que fueron capturadas.

Otra serie impresa en el laboratorio en formato 10 x 15

Instantáneas

Antes, hasta comenzar a tomar fotos con mi teléfono, teníamos algo más de trescientas fotos familiares por año. Ahora supero esa cantidad cada un mes y medio.

Cuando llega uno de mis hijos del colegio, cuando salimos a caminar, cuando vamos de compras, en cualquier momento tomo una foto y la publico.

Mientras llevo a mi hijo Pedro, paso delante de la Biblioteca Pública Miguel Cané, donde Jorge Luis Borges trabajó durante muchos años. Pedro escucha mi relato y mira el lugar.

El mecanismo me produce algún tipo de obsesión. No quiero alterar el orden de las fotos. Soy capaz de eliminar una foto, o de almacenarla en otro site, con tal de no romper la verdadera secuencia.

Por la mañana, mi hija Martina vestida de uniforme.

Magnitudes

De continuar mi ritmo fotográfico (6,5 fotos familiares por día) en un año tendré 2.372 fotos ordenadas prolijamente una detrás de la otra. Si decidiera imprimir todas las fotos en formato 10x15 a un costo de $ 0,75 (no importa en que moneda) tendría que invertir $ 1.779.

Necesitaría 68 álbumes tipo Kodak de 36 fotos para almacenarlas. Ó 23 voluminosos álbumes de 100 fotos que llenarían gran parte de mi biblioteca.

Puestas las fotos una al lado de la otra formarían una línea de 23.700 metros, o dicho de otra manera, 23 Km. de fotografías de la familia. Sólo en un año.

Mi esposa y yo. Estiro el brazo, miro para el frente y disparo, como si fuera capturado por otro. Es una de las pocas posibilidades de entrar en mi moblog sin hacer un típico autorretrato “Nokia” frente al espejo. Nota: mi esposa es más alta que yo.

Puedo imaginar mis 23.720 fotos en 10 años, siempre y cuando no realicemos viajes y ningún otro miembro de la familia se decida a fotografiar y aumentar el número de imágenes. En 10 años tendré 237 Km de fotos! Para entenderlo: pienso que si quisiera ver todas las fotografías juntas y fuera en un auto a 100 Km por hora de velocidad, tardaría dos horas y media para verlas a todas.

Cartografía

En su texto “Del rigor en la Ciencia” el escritor argentino Jorge Luis Borges imagina un imperio donde sus cartógrafos alcanzan tal perfección que llegan a realizar un Mapa del Imperio que tenía el tamaño del imperio. Más tarde, según Borges en el mismo texto, las generaciones siguientes descubrieron que un mapa de tal desmesura era inútil y lo abandonaron a las inclemencias del Sol y de los Inviernos.

Un retrato de Borges tal cual aparece en “Gazette” de Harvard University

(audio original del autor)

Entiendo que mi moblog –mi mapa de fotos familiares- tiende a convertirse en el mapa de los cartógrafos de Borges. Un álbum tan preciso que su misma extensión lo vuelve inútil. Un álbum donde cada día está dividido en “6,5 capítulos”.

Es tan curiosa semejante acumulación de fotografías personales que al rever mi moblog nada me llama más la atención que las fotos ausentes, las fotos que faltan, las cosas que no registré. Entonces me preguntó ¿qué sucedió entre tal horario y tal otro en que no aparecen fotografías? ¿Qué hice entre la foto que tomé en el supermercado y la siguiente donde aparece mi esposa sentada frente a la computadora? ¿Qué cosas observé y no fotografié y ya no recuerdo?

Sin importar qué haga ni cómo lo guarde, mis nietos, o sus hijos, o los que le sigan abandonarán todas las fotos al Sol.


Look at Me. El melancólico espacio de las fotos abandonadas.

Julian Gallo
gallo1@fibertel.com.ar


Julian Gallo es profesor de la materia Nuevos Medios de la Maestría en Periodismo que realizan la Universidad de San Andrés, la Escuela de periodismo de la Universidad de Columbia y el Grupo Clarín.

 

 

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