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En la actualidad, un disco duro La Cie de 250 megabytes comprado en la tienda local de Apple cuesta menos de 100 dólares. Esto significa un costo de menos de 4 centavos por megabyte. ¿Necesito decir más? Y este precio será aún menor en los próximos 20 años.

Este ejemplo no es único, existen muchos otros respecto a todo lo relacionado con las nuevas tecnologías y la fotografía.

Ya que la economía tiene un rol tan importante en la distribución de cualquier cosa en la que se busque una participación más democrática, uno puede afirmar con seguridad que las tecnologías digitales tienen un papel clave para lograr que la información sobre el mundo sea más accesible a todos los pueblos de la tierra.

Quiero señalar algunos ejemplos notables de algunas de estas tendencias.

Raúl Ortega, uno de mis colegas en México, es un fotógrafo que vive en Chiapas, y su cuerpo de trabajo es más que sobresaliente. Un libro tradicional de sus imágenes fue publicado a blanco y negro en España. Esta edición tuvo un tiraje de 4 mil ejemplares y fue patrocinada por el gobierno de Chiapas.  Cuatro años después, la mitad de la edición seguía sin venderse, básicamente debido a la pobre distribución de los libros en general, y éste no fue la excepción.

En ZoneZero, decidimos publicar este mismo libro en formato electrónico PDF, y ofrecerlo gratuitamente a nuestros lectores por un período de 30 días. Durante este lapso, 24,000 libros fueron descargados. Estoy seguro de que muchos fueron de países a los que la versión impresa nunca hubiera llegado, sin tomar en cuenta el que tal vez no lo hubieran comprado aunque así hubiera sido. En 4 años se distribuyeron 2 mil libros, en 30 días, se distribuyeron 24 mil versiones electrónicas, me imagino que ya ven hacia dónde me dirijo.

Ahora les daré otro ejemplo, hace unos 10 años, un museo estadounidense, con una gran colección fotográfica, me pidió escribir un ensayo para su catálogo, a sabiendas de que su colección estaba conformada principalmente por fotografía norteamericana y europea, y en la que la fotografía del resto del mundo casi no tenía representación. Lo que escribí en ese entonces fue un reconocimiento del hecho de que tales omisiones no tienen el mismo peso en el mundo actual que el que tuvieron en épocas anteriores.

En esos años, carecíamos de herramientas como el Internet, al que hay que agregar a los buscadores que hacen toda la información disponible. Nuestra ausencia de tales colecciones, prácticamente significaba nuestra no existencia.

Si vemos la historia de los libros de fotografía, verán que un subcontinente entero como es Latinoamérica, cuando mucho se remitía a gente como el mexicano Manuel Álvarez Bravo. Después se llegó a encontrar a artistas de la talla de Martín Chambi del Perú, y en algunos casos inclusive yo mismo, cuando existía algún interés por lo que ocurría en Latinoamérica.

Comparen esta realidad con nuestro proyecto de publicación en ZoneZero, que es producido en la Ciudad de México. De por sí un concepto poco común, el que un proyecto de escala mundial sea producido fuera de los tradicionales centros de poder cultural fotográfico como Nueva York, París, Londres o Los Ángeles, es, me atrevo a decir, una prueba de que el proceso de democratización sí está ocurriendo de alguna manera.

Consideren que en los tres últimos años, el número de páginas vistas en ZoneZero ascendió a los 114 millones, con visitantes de 110 países. Semejantes cifras son impresionantes, de cualquier manera que se les quiera ver, pero más aún si pensamos que éste es el resultado de las nuevas tecnologías y su impacto en la redistribución del acceso a la información a escala mundial.

Al ver los trabajos presentados, notarán que hay muchos fotógrafos que nos son muy conocidos fuera de sus localidades, aunque su trabajo es impresionante, y lo que tenemos es una enorme apertura al llevarles el trabajo de fotógrafos de toda clase en cantidades nunca antes vistas.

Una de las cosas que más me agrada de ZoneZero es que está siendo utilizado por cientos de maestros de fotografía en todo el mundo, ya que los alumnos pueden ver trabajos en los libros de texto tradicionales usados en el pasado, producidos, desde luego, en las metrópolis culturales, en las que vemos los mismos nombres siempre citados en las aulas, lo que evidentemente perpetúa la hegemonía de las ideas y conceptos de las personas que controlan los centros de poder. Esto ya no ocurre de la misma manera y me parece que este es un importante paso hacia un proceso más democrático del acceso a la información. Recuerden que las identidades culturales están fuertemente ligadas a tales oportunidades para descubrir los méritos de la herencia cultural propia en comparación con la metrópoli.

Tengo otro ejemplo más de estas transiciones tecnológicas y lo que significan para la fotografía. A principios de los 90, produje el primer CD ROM con sonido e imagen continuas. En su tiempo fue una obra seminal en la que se llevó por vez primera a la pantalla de la computadora algo que nunca se había visto en una pantalla de computadora. Algo personal y emotivo, desde luego, me refiero a “Fotografío para recordar” Estaba increíblemente feliz con el potencial ofrecido pro el CD ROM, que posibilitaba publicar este tipo de trabajo y distribuirlo en algo tan transportable como un disco. Sin embargo, la distribución se convirtió en un problema. Algo tan novedoso no tenía un “lugar” asignado. ¿Quién vende éstas cosas? Al principio algunas tiendas de discos, luego algunas librerías, luego algunos otros establecimientos. Pero era muy nuevo ,y los consumidores carecían de experiencia. Las drogas tenían mejor distribución que un CD ROM.

Entonces Internet apareció y las pocas tienda que vendían el CD desaparecieron al instante, entonces fue que decidí ocupar con rapidez un lugar en la red, suponiendo que los problemas de distribución se resolverían por sí solos, y así ha ocurrido en gran medida. Me conecté al Internet con un puerto IPTR, yendo en contra del consejo de mucha gente, pero al final, resultó que tuve la razón, ya que el IPTR permitió que la distribución mundial tomara un nuevo rumbo, algo que era imposible con su encarnación previa, el CD ROM. El ITPR viaja fácilmente por Internet y la integridad de los datos es la misma que tiene un CD ROM, pero con una importante ventaja, que ya no es necesario programar para plataformas distintas como Windows y Mac. Todos pueden verla.

Ahora ha surgido una nueva plataforma: el iPod, y ya hemos hecho una versión que puede ser descargada a un iPod, y de todas las opciones me parece que ésta es la más íntima. Como pueden ver, el mismo cuerpo de trabajo puede emigrar de una tecnología a la próxima. Pienso que todavía estamos por descubrir todo el potencial ofrecido por el iPod a los fotógrafos como una plataforma específica para la exhibición de obras fotográficas.

Si se concibe esta posibilidad para todo tipo de proyectos educativos, narrativa, entretenimiento, guías para museos, etc. pronto habrá fotógrafos que puedan narrar sus historias usando una multiplicidad de tecnologías para que su trabajo esté disponible en los emergentes canales de las plataformas pequeñas.

¿Qué es lo que estoy planteando?, Que la computadora ya no el único hardware con capacidades para crear imágenes fotográficas y multimedia, y también les digo que los precios seguirán bajando, ampliándose así las posibilidades de dar a conocer su trabajo. Los teléfonos celulares también se convertirán en algo importante para sus fotografías. No solo toman fotos, sino que también se pueden ver en ellos, y por lo tanto también las historias que narren. Y con esos miles de millones de teléfonos que existen, probablemente tengan algo interesante que ofrecerles.

Así que si el público aumenta y los precios bajan ¿no estamos acaso ante un proceso de democratización?

Para terminar, permítanme comentarles acerca de otro proyecto en que estoy involucrado.

Este es el proyecto llamado HEREJÍAS. Este proyecto es una retrospectiva de mi obra, que será inaugurado simultáneamente en octubre del 2008, en unos 100 museos en todo el mundo.

Me parece que este proyecto encarna muchas ideas que pueden colocarse bajo la noción de la democratización de la fotografía.

No solo se presentará en las 100 instituciones mencionadas, sino que también será presentado en varias galerías en Internet al mismo tiempo. La intención no es que compitan entre ellas, sino que se complementen.

Probablemente ningún museo muestre el mismo trabajo que otro, y eso tiene mucho que ver con la estructura que ofrecí a los museos, puesto que pueden seleccionar las imágenes que deseen de un banco de datos, y de aquí se sacarán la impresiones que soliciten.

Pero nada de esto podría ser logrado sin las nuevas tecnologías de impresión, las cuales pueden lograr la mejor de las calidades, mejor que la que yo pude lograr jamás con cualquier tipo de impresión analógica, y con mayor longevidad, imagínense, 200 años de vida garantizados, mientras tanto, la impresión sobre pedido se convierte en el estándar.

Agreguen a esto el que hemos creado una base de datos con todas las imágenes que he producido en mi carrera, todas accesibles a todos aquellos que posean una razón legítima para tener dicho acceso a esta base de datos, la que contiene casi 500,000 imágenes y documentos. Esta ya no es una de esas bases de datos cerradas que son protegidas por aquellos que quieren proteger un cuerpo de trabajo por razones de poder personal.

La inquietante naturaleza de una base de datos abierta se hará sentir fuertemente, por lo menos en el mundo académico, el cual también está siendo afectado por la democratización. El mundo académico promueve las ideas de la democratización pero difícilmente las aplica.

Debido a las nuevas posibilidades, todas esas instituciones que no quieren abrir sus archivos tendrán que rendir cuentas a otro nivel. Tal como los monjes de antaño, quienes vieron su poder desvanecerse ante el advenimiento de la imprenta. Ahora veremos que algunos bibliotecarios, académicos, fotógrafos o curadores tendrán que defender la manera en que defienden sus archivos. Acceso será la palabra mágica.

La noción de montar una exposición, y luego llevarla a cualquier lugar sin importar su tamaño o características nunca había funcionado, pero además, solo costara al museo mil dólares, cuando en el pasado semejante proyecto costaría por lo menos veinte veces más. Así que hemos logrado reducir los costos considerablemente, además de montar una exposición sobre pedido, yendo precisamente en la dirección opuesta de lo que había sido una exposición tradicional hasta ahora.

Esperamos que mucha gente pueda ver este trabajo durante la duración de esta exposición, que será cuando menos de 8 semanas, y  que puedan hacerlo en alguna de las múltiples maneras en que puede verse. Me parece que esto añade una nueva dimensión a lo que es el proceso de democratización en el área de la fotografía. Nada de esto hubiera sido posible sin el acceso a las nuevas herramientas digitales.

Recuerdo cuando en los años 70, no existía un solo espacio para exponer en México. Encabezamos una revuelta contra el status quo  del mundo del arte que rechazaba por completo a la fotografía. También realizamos grandes esfuerzos para descubrirnos a nosotros mismos y ganar alguna visibilidad en el panorama de la fotografía mundial. Todos esos esfuerzos, vistos 40 años después, parecen muy básicos y románticos, sin embargo se convirtieron en la plataforma de muchas cosas que pudimos archivar a través de los años. No obstante, es la presencia de las nuevas tecnologías la que permite que esto sueños tengan siquiera la oportunidad de convertirse en realidades.

Al estar frente a ustedes puedo decir, con la mayor humildad, que el proceso de democratización es una realidad cada vez más tangible, por lo menos de acuerdo a nuestras experiencias, y parafraseando a Winston Churchill, se ha dicho que usar tecnologías digitales es la peor forma de trabajar, exceptuando a todas las que se han intentado anteriormente.

 

© Pedro Meyer
Abril, 2007