Cuando las aguas llegaron PDF
Escrito por Shahidul Alam   

 

Fue hace casi veinte años cuando escribí esto, después de una de mis primeras asignaciones como fotoreportero:

¿Qué fotografía uno para representar una inundación? ¿Una casa sumergida, un bote en una carretera, gente con el agua a las rodillas?

 

Mientras navegábamos a través de los ríos tributarios en Jinjira encontramos una cesta de mimbre en un árbol. La familia había abandonado su hogar hacia tiempo, y sus pertenencias; reunidas en una cesta; esperaban pacientemente llegar a su hogar.

 

 

Cesta de mimbre  © Shahidul Alam

 

¿La peor inundación en cien años? Esa estadística es apenas relevante. Ellos, así como los que estuvieron antes y los que vendrán, siempre tendrán que hacer frente a las inundaciones. ¿Qué importa si el 60% o el 75% está muerto de hambre? ¿Qué importa de qué país viene el trigo para aliviar la situación? Ellos mismos son una mera estadística que da poder a políticos voraces.

 

 

Mujer cocinando en el techo  © Shahidul Alam

 

Lo que es relevante son los sentimientos que se han provocado, que ese medio kilogramo del arroz se ha compartido, que la única casa que está seca, ha dado la bienvenida con gusto a todos los que han necesitado el refugio. Que otros han compartido el dolor.

 

 

Mujer vadeando la inundación  © Shahidul Alam

 

Lo que es relevante es que ahora los caminos están secos y las paredes repintadas y que una nación a la que alguna vez le importó tanto, ahora se ha olvidado tan rápido.

 

Recuerdo y solo siento la falta de efecto en mis imágenes.

 

Shahidul Alam
Dhaka 1988

 

Casi veinte años han pasado, y las inundaciones están con nosotros otra vez. Son una parte de nuestro ciclo agrícola natural. Irrigan la tierra, la nutren y quitan las toxinas. Pero la tala de árboles en las montañas, las construcciones ilegales, los caminos mal planeados y los líderes despreocupados hacen que las inundaciones adquieran una forma violenta.

 

Las aguas enfurecen. Este año, cuando subió el nivel de las aguas, nuestro asesor nos dijo que todavía no era una calamidad. Cuando las aguas alcanzaron niveles de peligro, se decretó que, debido al estado de emergencia, las manifestaciones políticas estaban prohibidas.

 

Así que, mientras que la gente luchaba por el alimento y el refugio, el derecho a manifestarse se volvió un problema. Ahora las aguas engullen la tierra y la gente desesperadamente requiere ayuda, nuestro asesor nos dice que "no tenemos que ayudar a la gente, ellos mismos se van a la casa de algún pariente".

 

Esa es la solución que Bangladesh ofrece a toda la gente desamparada en el mundo. Vayan con algún pariente.

 

Shahidul Alam
Agosto 2007

 

 


 

 

http://zonezero.com/magazine/articles/shahidul_2/indexsp.html

 

 

 
Enviar a
|
Más