Se podía escuchar una hoja caer | Epílogo después de 20 años PDF
Escrito por Bob Stein   

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Publicado el 29 de Noviembre de 2011

Cuando Pedro Meyer presentó Fotografío para Recordar por primera vez en la Conferencia de Seybold Digital World en Beverly Hills en 1991, nuestra relación con las computadoras era muy diferente a la de ahora. Muchos de nosotros nos encontrábamos con las computadoras en el trabajo y en la sala de videojuegos; pero nadie paseaba con teléfonos inteligentes (smartphones), tabletas o netbooks mediando cada detalle de nuestra relación con el entorno. Las computadoras no distribuían películas, fotografías, o, inclusive, música, no eran agencias de matrimonios ni el mecanismo para estar en contacto con los nietos o enamorados que viven muy lejos.

 

La audiencia era de quinientas personas, casi todos hombres directores ejecutivos de la industria electrónica y de medios quienes nunca habían visto en la pantalla de una computadora algo con contenido emocional impactante. Por esto, cuando se apagaron las luces y la gente escuchó la hermosa y profunda voz de Pedro Meyer emerger de la oscuridad diciendo “Permítanme presentarles a mis padres” mientras la pantalla mostraba una serie de imágenes blanco y negro de abundantes planos visuales de su madre y padre, la gente estaba un poco pasmada. Esto no era lo que se esperaba de una conferencia de tecnología digital. Y más adelante en la fotografía número cinco cuando comienza la evocadora música de Manuel Rocha Iturbide, acompañando el tierno y romántico beso, todos los que estaban presentes en la sala se dieron cuenta de que estaban en territorio desconocido. Se usó una computadora para expresar una amplia gama de sentimientos muy complejos y emocionales.

 

Los padres de Pedro tenían sentimientos encontrados con respecto a que su hijo fuera fotógrafo profesional, lo presionaban mucho para que fuera el exitoso hombre de negocios que fue en la mediana edad. Pero cuando el padre de Pedro se enfermó, en un momento de valentía personal y genio artístico, Pedro pidió permiso para fotografiar a sus padres. Como resultado obtuvo noventa fotografías que muestran el arco de vida desde el nacimiento hasta el inevitable final que ambos padres confrontan con gracia y elegancia excepcionales.

 

En una escena clave, justo después de que le diagnosticaron cáncer a su padre, Pedro pregunta si puede tomar algunas fotos y su padre le pregunta: “¿Qué es lo que quieres que haga?”. Pedro le regresa la pregunta diciendo: “Bueno, ¿qué es lo que tú quieres hacer?." Su padre le responde que él quiere volar y Pedro dice, “Bueno, entonces vuela”, con lo cual su padre se arrodilla en el sillón de la sala y agita sus brazos como si fueran alas. Es un extraordinario momento de confianza, amor y transformación en el que padre e hijo se permiten desempeñar nuevos papeles en su relación y en sus respectivas vidas.

 

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Aunque sólo dura treinta minutos, Fotografío para Recordar nos lleva a un viaje a través de los arcos dramáticos que se entrecruzan y que conforman la existencia humana, especialmente la alegría y la tristeza de una buena parte de nuestra interacción con las personas que amamos. Los padres de Pedro mueren al final de Fotografío para Recordar, pero son ellos quienes nos enseñan a los que estamos vivos, lo que significa vivir apasionadamente y enfrentar lo inevitable con un corazón abierto.

 

Durante el desarrollo de la obra, presentamos versiones de ésta a varios grupos compuestos por los visitantes y el personal del Voyager para ver su reacción. La retroalimentación fue algo crucial para ayudar a formar la obra terminada, pero también dejó claro que la obra había tenido un gran impacto en todos los que la vieron. Éramos principalmente un grupo joven con muy poca relación con la muerte en nuestras vidas personales. Fotografío para Recordar para muchos de nosotros se convirtió en un valioso manual de lecciones que algún día necesitaremos para confrontar el inevitable declive de nuestra familia, de las personas que amamos e incluso el nuestro.

 

Entonces, se podía escuchar el sonido de una hoja al caer en la sala de conferencias de Hollywood. Mientras la gente se dirigía a la salida había un silencio poco común en la sala... la situación no regresó a la normalidad inmediatamente. La gente estaba procesando algo nuevo. Ya no es sólo una herramienta de productividad o un motor de juegos, de ahora en adelante la computadora será el centro de las experiencias más profundamente personales de nuestras vidas. Muchos ejecutivos que estuvieron en esa junta, después nos dijeron que FPR los llevó a valorar la importancia de sus familias de una manera y en una proporción que no habían tenido antes. Muchos de ellos dijeron que cambiaron sus planes ese fin de semana y se fueron a casa a visitar a sus padres o hijos.

 

Hace algunos meses, un primer ejecutivo famoso de Silicon Valley me dijo:

 

"¿Recuerda cuando presentó Fotografío para Recordar

de Pedro Meyer por primera vez?

Fue realmente un momento decisivo para todos nosotros.

Realmente cambió nuestra concepción sobre lo que puede ser la informática."


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