Warren, Arkansas: conozcan a la familia Tapia, de Cherán, Michoacán. El patriarca
Raúl ha estado migrando desde que era un desordenado muchacho
con afición por la vagancia y la bebida. Ha cosechado naranjas
en Florida, fresas en California, manzanas en Washington. Empezó
por su propia cuenta a finales de los años sesenta y, cuando sus
cinco hijos estuvieron suficientemente grandes, toda la familia
se apretujó en una camioneta para cruzar el país a lo largo y
a lo ancho persiguiendo las cosechas. Eventualmente se establecieron
en Warren, lejos de las pandillas y las drogas de Los Ángeles
o de Chicago o de Little Rock.
Los niños crecieron aquí. Mexicanos de sangre india enclavados
en una región donde prevalece el fundamentalismo protestante.
El hijo mayor, Jordán, habla español e inglés sin acento, e incluso
una lengua india. Dice que se estará moviendo entre Arkansas y
Michoacán; quiere que sus hijos conozcan ambos mundos, que sean
capaces de navegar en los dos con la misma facilidad. El que le
sigue es Andrés, quien estuvo una breve temporada en la Marina
(de la que salió un tanto decepcionado, ahora quiere estudiar
una carrera); Andrés dice: "Bueno, nací en Michoacán, pero en
realidad siento como si fuera de Arkansas, ya' know"; la mayoría
de sus amigos son blancos y le encanta la música country. Luego
está el pequeño Raúl, casi todos sus amigos son negros: "Oh, ¿eres
de Los Ángeles? ¡Genial!" Escucha al gran rapero fallecido Tupac
Shakur y a la salvajemente popular banda de Bones, Thugs and Harmony.
El hermano más joven, Rudy, con las cejas depiladas y el cabello
afeitado a la última moda, está en la misma onda. Y Maribel, la
menor, se interesa cada vez más en las cuestiones chicanas, los
lowriders y las canciones viejitas, la historia de César Chávez...
y afirma que sus amigos son blancos, mexicanos, negros...
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