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Una postal desde el camino
Movimiento Perpetuo
Las Fronteras
Indios y Vaqueros
Los riesgos del camino
Los nuevos americanos

Las fronteras

 

La población estadounidense se ha pensado siempre a sí misma como un pueblo en movimiento, y lo mismo piensan tanto sus admiradores como sus detractores. Durante dos siglos los norteamericanos han cruzado esta tierra del este al oeste en pos del sueño del Destino Manifiesto, sometiendo una frontera tras otra. Por supuesto, muchos de los que se llaman a sí mismos "americanos" se encontraron, a lo largo de la historia de la nación, en situaciones parecidas a las de los migrantes de hoy: huyendo de la persecución religiosa, de la guerra civil, de la pobreza y la esclavitud. (Los "americanos" se han dado el lujo, desde luego, de merodear por todo el mundo no sólo como exilados, sino como portadores de la política del Big Stick (el Gran Garrote); México, por ejemplo, fue invadido en tres ocasiones por los gringos. Los Estados Unidos: el imperio del bien y del mal al que puede amarse u odiarse y al que, de mala gana, se respeta y teme, como a cualquier imperio.)

 

Los mexicanos, sin embargo, nunca fueron vistos, desde la perspectiva del norte, como un pueblo en movimiento sino como un pueblo atascado en el tiempo, visto a la vez como primitivo, místico y dócil (el estereotipo del indio) o como los representantes del viejo mundo en el nuevo (la herencia del colonialismo europeo y la adopción de su estilo por las élites mexicanas). Pero, desde la época de la Revolución hasta nuestros días, los mexicanos han sido un pueblo en movimiento.

 

Algunos de nosotros somos viajeros mucho antes de conocer al viejo y al nuevo mundo: las tribus nómadas de Amerindia. En Cherán, acurrucado en una abrupta zona montañosa habitada por los purépechas, el concepto de migración es parte esencial de la identidad regional. Su nombre significa "pueblo que viaja". En ciertos círculos antropológicos se especula que los purépechas podrían estar emparentados con los incas del Perú; los idiomas de estos dos pueblos guardan semejanzas significativas. Quizá algunos motociclistas incas decidieron vagar por el continente hace algunos miles de años, llegaron a Michoacán y se embelesaron con sus paisajes volcánicos, el maravilloso lago de Pátzcuaro, los enjambres de mariposas monarca flotando en la brisa templada. Si esto es cierto, no sería una coincidencia que en la actualidad los purépechas tengan fama en todo México y los Estados Unidos por su tenacidad como wetbacks; han estado migrando hacia el norte, a Pensilvania e Illinois, a Arkansas, Kansas y California casi desde principios de siglo.

 

 

 

 

Si esto es cierto, no sería una coincidencia que en la actualidad los purépechas tengan fama en todo México y los Estados Unidos por su tenacidad como wetbacks; han estado migrando hacia el norte, a Pensilvania e Illinois, a Arkansas, Kansas y California casi desde principios de siglo.

 

Así, para ser americano (en el norte y en el sur) hay que estar en movimiento. Para huir, para ir en pos de algo, siempre partiendo, siempre llegando, tratando siempre de regresar. Uno de los más importantes mitos del pueblo mexica (mejor conocido como azteca) es la historia de cómo abandonó su hogar original en busca del nuevo paraíso, Aztlán, el que nunca encontraron. Después de la conquista los españoles recogieron algunas leyendas de otros tantos paraísos, como las Siete Ciudades de Cíbola, cuyas calles, se decía, estaban cubiertas de oro, y que se ubicaban en alguna parte de lo que hoy es el suroeste del territorio norteamericano. Las grandes expediciones españolas buscaron infructuosamente el oro, pero encontraron, en cambio, importantes rutas que surcaban el continente.

 

En nuestros días, para los descendientes de los mexicas, Aztlán es California. Las Siete Ciudades de Cíbola son lugares como Los Ángeles, Chicago, Houston, Nueva York, San Francisco, Phoenix, San Luis. El paraíso no se extingue fácilmente.

Lo irónico del debate sobre la migración en los Estados Unidos es, por supuesto, que los "americanos", cuyos propios orígenes son una clásica historia de migrantes, son quienes les dicen ahora a los otros americanos, los mexicanos, que dejen de moverse.

No dejarán de moverse.

 

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